Entradas

Para mis amigos

Nos unió una zona geográfica. Un parque, una época. Circunstancial pero inevitable. Como la familia: no la eliges, pero se vuelve parte de ti. El tiempo hace lo suyo. Se tardó. La entropía se tardó. Cada quien tomó su rumbo, como debe ser. Y aun así, creo que lo nuestro dio mucho más que el promedio. Y sigue dando. Sigue dando. Me pasa como con mis hermanos: los veo poco, hablo poco, pero cuando nos encontramos, se siente como siempre. Como si nada hubiera cambiado. Me río, me siento bien, y me acuerdo que es bueno tener cerca a más gente que quieres. Una llamada, una comida, un café, una carne asada con la racita… es otra cosa. Aunque uno conozca gente nueva, tal vez con intereses similares en esta etapa de la vida, no es lo mismo. Se platica bien. Pero no es lo mismo. Con ustedes no necesito contexto. No tengo que explicar nada. Hay una complicidad que siempre estuvo ahí. Fueron años que nos formaron. Parece poquito, pero es mucho. Los quiero mucho. Me da gusto verlos seguir, crecer,...

Ser desesperado parecía buena idea.

Parecía que hacía más. Yo creía que era bueno ser desesperado. Lanzarme sin esperar. Sin leer instrucciones. Resolver. Hacer. Pero el tiempo no tiene prisa. Y con el tiempo, aprendí. Hoy sé que esperar también es hacer. Hoy sé que algunas cosas solo llegan solas. El tiempo da las mejores lecciones. Te enseña que la prisa es ruido. En el silencio crecen muchas cosas que valen la pena. Hoy dejo que algunas cosas se resuelvan solas. Ser desesperado parecía una buena idea. Hoy sé que también hay que esperar.

Aguinaldo con pedales

Hoy me crucé con alguien que veo caminando hacia su trabajo varias veces por semana desde hace un par de años. Esta vez iba en bicicleta. Volteé a verla. Él lo notó y, con una sonrisa, me dice: “El aguinaldo, carnal.” Me reí. .

Mis amigos son

con los que me río con los que debato con los que trabajo

Jab, Swing & Knockout

Estudie karate de forma disciplinada durante mi niñez y adolescencia temprana.  Por "de forma disciplinada" entiéndase que tenía que ir a fuerzas. Muchas horas de clase y muchos torneos. Si algo aprende uno después de tantas horas son dos cosas: colocar un buen golpe y a saber que el miedo se desaparece después del primer "trancazo" (dado o recibido). Además practique algo de box formal e informal, y muchas tardes en la cochera de mi casa "tirando guante" con mis amigos. Eso y una que otra pelea escolar o callejera fueron mi educación en lo relativo a defensa personal.  Desde chico sabía lo que era noquear y ser noqueado. Mi swing con la derecha me daba una seguridad que no me daría ni una camioneta de guardaespaldas.  En mi mente, si se daba el momento preciso, yo podía "sentar" casi a cualquier persona que me pusieran enfrente. Así viví 20 años de mi vida; siempre protegido por mi swing . Viví esos años pensando que en caso de se...

Los cuarenta y más o menos tantos

En este rango de edad, uno se da cuenta que el mundo que conociste, entendiste y aceptaste, es finito.  Que realmente eso de que "lo único constante es el cambio", es verdad; no hacía sentido antes, pero ahora sí. El mundo en el que te formaste se va acabando.  Poquito a poquito todas las piezas que conformaban tu mundo se van acabando.   Hay otras piezas que van conformando nuevos mundos.  Te gustan y te encariñas, pero sabes que no es tu mundo.  Ese es de los nuevos. Lo sabes y tiene sentido, pero no deja de impactar. Estamos aquí de paso.

La zona esa gris

La gente que está abajito del promedio ve todo en blanco o negro. La gente un poquito pensante sabe que hay una zona gris.  La zona gris son los pros y contras de cualquier decisión. Siempre habrá contras, costos de oportunidad, trade-offs, etc.  Hay que sopesar, y comprometerse. Ten claros esos contras y el impacto que van a tener.  Ten muy claro que habrá contras que no viste venir. Lo importante es que estos contras no manchen en un futuro las decisiones tomadas con un "hubiera"... aunque se vale aprender. Por último...  los más más listos, ven también en blanco y negro. “The problem with the world is that the intelligent people are full of doubts, while the stupid ones are full of confidence.”  ―  Charles Bukowski