Jab, Swing & Knockout

Estudie karate de forma disciplinada durante mi niñez y adolescencia temprana.  Por "de forma disciplinada" entiéndase que tenía que ir a fuerzas.

Muchas horas de clase y muchos torneos.

Si algo aprende uno después de tantas horas son dos cosas: colocar un buen golpe y a saber que el miedo se desaparece después del primer "trancazo" (dado o recibido).

Además practique algo de box formal e informal, y muchas tardes en la cochera de mi casa "tirando guante" con mis amigos.

Eso y una que otra pelea escolar o callejera fueron mi educación en lo relativo a defensa personal.  Desde chico sabía lo que era noquear y ser noqueado.

Mi swing con la derecha me daba una seguridad que no me daría ni una camioneta de guardaespaldas.  En mi mente, si se daba el momento preciso, yo podía "sentar" casi a cualquier persona que me pusieran enfrente.

Así viví 20 años de mi vida; siempre protegido por mi swing.

Viví esos años pensando que en caso de ser necesario, CUALQUIER persona considerada una amenaza sería inhabilitada inmediatamente.

Veinte años después, un diciembre, me volví a poner los guantes.  ¿Qué descubrí?  Que me canso, que los golpes duelen y que no es tan fácil que tu golpe pegue en donde quieres que pegue y menos con la fuerza que esperas.

Mi swing ya no existía.  Quince años protegido por un swing que no existía.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mission Statement

Bajo ciertas circunstancias...